Después de París y Milán, Madrid ocupa la tercera plaza en el ranking de ciudades europeas que mejor han sabido reconquistar el turismo de elevado nivel adquisitivo. Todo ello, a pesar de que los turistas asiáticos, que representan el grueso de las visitas en nuestro país, están mostrando una mayor reticencia a la hora del viaje. Tampoco ayuda el hecho de que otros lugares del mundo mantengan políticas tributarias menos agresivas que las españolas.
Según el estudio elaborado por la consultora Bain & Company para La Alianza Europea de Industrias Culturales y Creativas (ECCIA), este tercer puesto madrileño es consecuencia directa de la inversión que se está llevando a cabo en el tejido turístico de alto standing que plantea la ciudad. Sólo en estos últimos tres años la capital está acogiendo la apertura de en torno a una quincena de hoteles lujosos, entre los que se encuentran, por citar sólo algunos ejemplos, Four Seasons, Rosewood Villa Magna o The Madrid Edition. En esta misma línea, también está contribuyendo la puesta en marcha de los almacenes ‘Galerías Canalejas’, lugar en el que se concentran comercios que trabajan con marcas de primerísimo nivel como Cartier o Rolex.
En lo que a gastronomía se refiere, Madrid también puede presumir de estar preparado para los paladares más exigentes, y es que dentro de la Comunidad Autónoma se han concedido hasta veintinueve estrellas Michelín, repartidas en un total de veintitrés restaurantes orientados a la alta cocina. Si a todo esto le sumamos un escenario cultural provisto de espacios museísticos y patrimoniales de primer orden, no resulta extraño que el turismo de lujo haya hecho de Madrid uno de sus centros de peregrinación más importantes.
Atendiendo a los datos manejados por Bain & Company, la cultura se posiciona como el reclamo principal para este tipo de visitantes, seguido de actividades como la música en directo o los eventos enfocados a las artes escénicas. Continúan la lista de atractivos otros elementos como la gastronomía, el entretenimiento, las compras de artículos de lujo y los alojamientos de cinco estrellas. A pesar de que estos dos últimos cierren el repertorio, lo cierto es que son los que mayor beneficio económico aportan al Producto Interior Bruto del país.
El estudio pone de manifiesto que aunque la capital madrileña no incorpora el plantel de hoteles de máximo nivel más voluminoso de España, sí es la ciudad en la que más dinero gastan los visitantes. Tan sólo el dos por ciento de beneficios que encierra esta oferta hotelera supone casi el treinta por ciento de toda la Comunidad, generando a su vez en torno al trece por ciento del empleo relativo al sector.
Algo parecido sucede con las compras, teniendo en cuenta que Madrid es a día de hoy la tercera urbe europea que mejores números ha registrado en torno al turismo de compras durante el primer semestre del año. Las cifras invitan al optimismo, puesto que las ventas madrileñas en este ámbito aumentaron un cien por cien con respecto al curso pasado. Los líderes siguen siendo París (300%) y Milán (108%), como así se refleja en el estudio.
A partir de ahí, el interés patrio pasa por fortalecer las estrategias de captación de turistas de alto poder adquisitivo en aquellos mercados en los que la capital española no tiene tanto poder de convocatoria. Para ello, la recomendación de los profesionales del sector incide sobre todo en aspectos clave como la digitalización avanzada de los portales web turísticos. Estos deberán recopilar diferentes datos de interés que ayuden a conocer los gustos y las inclinaciones de los viajeros potenciales.
En este sentido, el modelo a seguir a nivel de software es el denominado bigdata, el recurso que emplean los grandes entornos virtuales especializados en el análisis de datos, como pueden ser las grandes firmas del comercio electrónico, los espacios de videostreaming o las plataformas de juegos de azar. Compañías como Amazon, Netflix o los casinos online fiables en España sirven de ejemplo a la hora de poner el foco en el buen uso del bigdata. Los patrones, tendencias y comportamientos que arroja la cibernavegación de un usuario en estos espacios son utilizados por las propias empresas para ofrecer servicios más personalizados. Las salas de juego en internet incorporan potentes algoritmos que se encargan de analizar los datos de sus clientes a través de variables como el historial de búsqueda, el tiempo que dura una sesión o la cantidad de segundos que permanece el puntero del ratón sobre determinadas zonas de la pantalla. Toda esta información permite saber, por ejemplo, cuáles son las preferencias de los jugadores en torno a tragamonedas, el póker o la ruleta, facilitándoles con estos datos una experiencia mucho más agradable. No es de extrañar que desde el sector turístico, siempre a la caza de nuevos viajeros, se haya tomado buena nota de ello.
El estudio de Bain & Company deja claro que el turismo de lujo en España tuvo en 2019, justo antes de la pandemia, una repercusión del 2% en el Producto Interior Bruto, más de un punto por encima de la media europea. Se trata de un porcentaje que se tradujo en más de veinte mil millones de euros al año, es decir, la cuarta parte del total de beneficios económicos generados.