Tras ya casi dos meses de confinamiento, los españoles comienzan a pensar en sus vacaciones de verano, en salir de casa y disfrutar de la ansiada libertad.
Pero en los planes de veraneo de la mayoría hay un giro muy diferente a lo que ocurría años atrás. Ahora ya no soñamos con la playa por las aglomeraciones, la opción de la mayoría de los españoles es el turismo rural.
Y esto tiene lógica, espacios amplios, pueblos sin demasiados habitantes, viviendas completas para alquilar.El único problema de todo estos es que, en los pueblos, hay inquietud por la avalancha de turistas que se pueden encontrar estos meses de verano.
Todo el sector del turismo rural se plantea este dilema. Por un lado, el miedo a llevar el virus a los rincones de España adonde todavía no ha llegado. Por el otro, la necesidad de trabajar para poder comer, después de dos meses sin ingresos que pueden dar lugar al cierre de muchas casas rurales.
Por todo esto, desde muchas comunidades autónomas, como es el caso de Madrid, apuestas por un turismo de profundidad, dando importancia a los pueblos de la región.