La Cenerentola, basada en el cuento de La Cenicienta, se estrenó la semana pasada en la Sala Principal del Teatro Real, y estará disponible hasta el 9 de octubre.
Con la dirección del noruego Stefan Herheim, esta versión del dramma giocoso en dos actos escrito por Gioachino Rossini en 1816, promete entretener con una visión libre a la historia tradicional.
La obra original fue compuesta por el autor italiano tras el éxito que obtuvo con El barbero de Sevilla y, para darle forma, se fundamentó en el libreto de Jacopo Ferretti, inspirado a su vez en el cuento Cendrillon (1697) de Charles Perrault, y en los textos de Charles-Guillaume Etienne para la ópera Cendrillon (1810) y de Francesco Fiorini para la ópera Agatina ou la virtù premiata (1814).
Pero en esta versión libre de La Cenerentola, la protagonista es Angelina, una muchacha obligada a trabajar como doncella en la casa de su padrastro Don Magnífico, quien tiene otras dos hijas, Clorinda y Tisbe, que son muy crueles con ella.
Por supuesto hay un príncipe, Ramiro, cuya búsqueda de esposa causa revuelo en la familia. Un giro a la historia bien sabida es que el infante se intercambia las vestiduras con su criado Dandini para observar el comportamiento de las mujeres.
Dandini las invita a un baile en el palacio real, pero Don Magnífico prohíbe ir a Angelina. Sin embargo, Alidoro, el tutor de Ramiro, decide ayudarla.