El programa ‘Compartiendo Muros’ lleva el arte urbano a los colegios públicos de Madrid con una serie de murales inspirados en el futuro. La iniciativa busca involucrar a la comunidad educativa en la transformación de los espacios escolares a través de la creatividad, promoviendo el diálogo y la reflexión sobre el mundo que viene.
Este año, el programa impulsado por la Dirección General de Patrimonio Cultural y Paisaje Urbano ha girado en torno a la temática ‘Los futuros que deseamos’, con la participación de reconocidos artistas urbanos y la colaboración del alumnado en el proceso de creación. Además de Carabanchel y Villa de Vallecas, otros seis distritos tienen previsto estrenar murales en sus colegios: Centro, Retiro, Tetuán, Ciudad Lineal, Villaverde y Barajas. El presupuesto total que se destinará para los ocho murales asciende a 125.840 euros.
La delegada de Cultura, Turismo y Deporte, Marta Rivera de la Cruz, ha visitado dos intervenciones artísticas de la nueva edición de ‘Compartiendo Muros’.
La delegada ha comenzado su recorrido, junto al concejal de Villa de Vallecas, Carlos González Pereira, en el CEIP Honduras, donde el mural de Manuel Cardiel plasma una visión crítica sobre la digitalización del mundo y la desconexión con el entorno natural. Su obra representa un paisaje que, progresivamente, se va desvaneciendo en un efecto pixelado, reflejando cómo la excesiva dependencia de las pantallas puede alejarnos de la realidad tangible. El objetivo es generar conciencia sobre la importancia de preservar los espacios naturales y cuestionar cómo la tecnología transforma nuestra percepción del mundo.
El segundo de los murales visitados, junto al concejal de Carabanchel, Carlos Izquierdo, se encuentra en el CEIP Capitán Cortés, donde Jofre Oliveras explora la relación entre biotecnología, sostenibilidad y energía renovable. La imagen de una niña sosteniendo una luz en medio de un jardín simboliza un futuro en el que la biología se convierte en una herramienta clave para el desarrollo tecnológico sostenible. Este mural plantea un escenario en el que las plantas y los procesos biológicos del entorno generan energía limpia, un concepto basado en investigaciones reales sobre bioenergía y almacenamiento de electricidad en baterías orgánicas.